Las personas, los objetos y los lugares han cambiado su manera de relacionarse, o al menos, así lo percibe Oihana. Ahora los vacíos ocupan. Un camino, una ventana, una cama individual, un armario, una mesilla y un espejo. Con eso y lo que entra en una mochila de travesía tiene todo lo que necesita para reescribir sus coordenadas y descansar.
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